A lo largo de mi vida he consumido un sinfín de marcas. He experimentado un montón de productos y servicios. He conocido directores, managers, emprendedores, estudiantes, empleados, desempleados y diversos tipos de consumidores; pero sin duda, solo muy pocos se quedan grabados en mi mente, aquellos que generan un impacto, una satisfacción plena siendo, casi siempre, imperfectos. Y es que esa imperfección, aunque casi perfecta algunas veces, transmite y permite experimentar la cultura que hay detrás, la filosofía de quien impacta. Un código que, queramos o no, se ha diseñado y que eventualmente es inconsciente, que permite transformar tu cultura organizacional.

Lo maravilloso ocurre cuando tomas la rienda y decides dar un gran salto hacia la transformación para generar el impacto que producen marcas como Apple, el servicio al cliente de Amazon, la filosofía de Richard Branson en Virgin, el gran impacto de Pablo Slough en Google México, la genialidad de Brian y Joe al emprender Airbnb… Cómo olvidar al estudiante rebelde Mark Zuckerberg y a todos los empleados de Hubspot que ayudan a cambiar el día a día de los marketeros a nivel mundial.

Antes que nada, asumo que ya realizaste un gran trabajo de branding y que tu empresa se ve y se siente como una marca global. Si no, primero hay que trabajar en ello.

Descubriendo la cultura

Es común, al hablar de cultura organizacional, que la gente simplemente prefiera cambiar de tema, que sienta que está perdiendo el tiempo, pues lo ven como un gran intangible y algo sumamente complejo. Es más fácil hablar de finanzas, marketing o estrategia, lo que sea menos cultura.

Lo interesante aquí es que la gran mayoría de los problemas y áreas de oportunidad en una organización se pueden resolver con una transformación cultural.

Una cultura positiva y poderosa es el imán que permite atraer y retener talento, y que a su vez ayudan a recomendarnos en su red profesional.

Cultura, cultura y cultura… El ingrediente secreto para el crecimiento acelerado.

Documentando la cultura

Si bien ya deberíamos saber lo importante que es la información, lo primero que debemos hacer es una pequeña pero importante investigación. ¿Has escuchado hablar de un indicador que se llama NPS (Net Promoter Score)? Hagámoslo en función de nuestros colaboradores:

1. En una escala de 0 al 10 ¿qué tan probable es que le recomiendes (nombre de tu empresa) a un amigo para trabajar?
2. ¿Por qué? Describe la razón de tu respuesta anterior.

Los resultados, sean de tu agrado o no, te dirán mucho de tu cultura organizacional actual.

El siguiente paso es entenderla, escuchar lo que piensa tu gente e identificar cuál es la cultura futura que les encantaría tener.

Documéntala y genera un Código de Cultura, como el de Hubspot. Luego, publícalo; al poco tiempo te darás cuenta de que el motivo principal de la decisión de tus colaboradores por trabajar en tu empresa es que la cultura les hizo click.

La cultura debe impulsar el embudo del reclutamiento y mantener una rotación sana.

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Operacionalizando la cultura

Es tiempo de pensar en tu departamento de Recursos Humanos menos como una función detrás de bambalinas y más como un motor para tu crecimiento.

Piensa incluso en la barbaridad de crear un puesto como “Chief People Officer”, quien será EL o LA encargada de operacionalizar la cultura.

Piensa en políticas como:

Hay dos maneras de progresar en nuestra empresa.

1. Hacerse dueño de su función, dominarla y hacer magia.
2. Ser de muchísima ayuda para quienes estén haciendo el #1.

*Trabajando duro y 100 por ciento comprometidos con el desarrollo de nuestra gente.

De manera mensual revisa listas de empleados que lleven trabajando en el mismo puesto por años. Ve la manera de expandir sus oportunidades en tu empresa, porque no queda tanto tiempo para que busquen hacerlo en algún otro lugar.

Así como buscas escuchar la voz de tus clientes para mejorar tu producto debes poner atención a la de tu gente para mejorar tu empresa.

Busca la manera de operacionalizar la cultura. ¡Pon manos a la obra!

Midiendo la cultura

Esto ya lo sabes, lo has escuchado millones de veces. Para mejorar algo debes medirlo.

Después de un año de haber comenzado tu actividad en operacionalizar tu cultura, vuelve a realizar esa pequeña encuesta de NPS para ver qué tanto se ha modificado.

Uno siempre piensa que lo que está haciendo es lo correcto, pero pocas veces nos detenemos a preguntarlo de primera mano.

Los resultados pueden gustarte o no, ya lo había mencionado; pero créeme, te lo digo después de realizar numerosas encuestas de manejo de grupo, de satisfacción, entre otras. Muchas veces duele leer comentarios llenos de crítica constructiva, y si eres como yo, normalmente le ponemos más atención a los comentarios negativos que a los positivos. Y duele en el estómago, lo sé.

Pero no lo olvides, la retroalimentación es el desayuno de los campeones.

Y ahora, después de leer esto ¿qué piensas? ¿Sigues creyendo que hablar de cultura es una pérdida de tiempo?